Una vida acabada antes de tiempo; triste destino en un lugar donde antes, posiblemente, había felicidad.

¿Cuántas veces, por naturaleza y urgencia del servicio, hemos dejado la ambulancia en un vado o en su defecto en medio de la calle?

No tengo nada en contra de la espiritualidad, pero se resolvió el problema con un Salve Regina propio.

Una noche sombría. Extraño a ruidos cerca de un muro no muy alto.

Un domicilio y una pregunta con respuesta fácil.

Bajar las escaleras como un ovillo mezcla de paciente psiquiátrico y dos técnicos adobados. Buena receta.

Mujer atrapada durante ocho días sin poder levantarse de un suelo plagado de inmundicia.

De esto hace más de quince años, tal vez algo menos. No fue una experiencia propia, pero sí de dos compañeras que trabajaron aquella...

Bajé las escaleras poco a poco, nada convencido de lo que tenía que hacer. El sudor ya impregnaba las palmas de mis manos así como la...