top of page

Viajar es un placer... sin ansiedad.

  • Foto del escritor: Ramón Ballesteros Maldonado
    Ramón Ballesteros Maldonado
  • 17 feb 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 19 abr 2021

Bajé las escaleras poco a poco, nada convencido de lo que tenía que hacer. El sudor ya impregnaba las palmas de mis manos así como la sensación de falta de aire. En plena pandemia, con las mascarillas, no se distingue una sensación de otra. Es como llevar una fpp2 o 3 perfectamente ajustada a tu boca después de una carrera de varios kilómetros... creo que se aproxima a la misma sensación que se tiene con al ansiedad, pero sin encanto ni pasión por el deporte.

Cuando se abrió las puertas del metro pasó lo que tuvo que pasar: gente subiendo, gente bajando y yo clavado sin poderme mover ni un centímetro; paralizado de pies a cabeza por una fuerza invisible que me impedía continuar mi cometido. Es frustrante cuando subes las escaleras, de camino a la salida, con la sensación de haber fracasado otra vez más, pero con la promesa de volver a intentarlo.

Para resumirlo, tuvo final feliz: pude subir, pero con alguien muy especial. Esa persona que me acompañó, me dio seguridad en mí. ¡Se puede lograr y disfrutar del viaje!

Nos colocamos en el primer vagón, sin conductor (todo estaba automatizado) y disfruté de las experiencia de un viaje sin igual mientras que el túnel, oscuro en un principio cuando bajé, se descubrió con luz y lleno de vida.

En esas situaciones me pregunto, para darme fuerzas o autoconvencerme, si algo malo me tiene que ocurrir ocurrirá: arriba o abajo, en mar o aire; es la certeza de que nos adelantamos a acontecimientos que no son reales, ya que no han sucedido, pero la mente tiene un curioso sistema de defensa que nos inhibe nuestras funciones más elementares para interactuar con el medio. Es el típico ejemplo del neandertal que sale a cazar (seguro que lo habéis escuchado o leído más veces) cuando el peligro lo alerta su cuerpo manda esa respuesta que se materializa en sudoración, elevación del ritmo cardiaco... en resumidas cuantas, anticiparse a ese peligro o eventualidad contra un depredador.

El moderno depredador de este siglo no es un dientes de sable o un oso en una cueva: somos nosotros mismos, reprimiendo sentimientos, que nos hacen daño o exteriorizando lo contrario de lo que es inherente al ser humano: bondad, calma, paz. Hay que reconocer que en nuestra sociedad no hay mucho espacio de relativa paz donde mirar ( a las mierdenoticias me remito), pero ¿no os parece maravilloso que estemos viviendo este momento?, es la única manera de darnos cuenta que estamos en este momento y en este lugar. E


s despertar de la matrix, de ver la luz en medio de las tinieblas de un mar embravecido como un exvoto ofrecido por los marinos a su patrona; es estar presente aquí y ahora.


Ser presente, estar ahora.



Comments


Escríbeme, déjame saber lo que piensas

Thanks for submitting!

© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page