Llego tarde a trabajar

―¿Perdone…?

―Que si puedes sacarlo de en medio.

Esto ocurrió en Cornellà del Llobregat y la situación era la que era: un accidente en moto, fractura de fémur, dolor insoportable, el motorista tirado en medio de la calle mientras que mi compi hacía tracción cervical (previa extracción reglada del casco) y yo alineaba la pierna rodeado de policías tan flipados ante la aparición del tercer elemento en escena.

Delante de nosotros, justo en el morro de un coche aparcado (el paciente aterrizó de cubito supino en medio de la una acera sin bordillo) había un hombre de mediana edad que nos apremiaba para que sacáramos al paciente rápido pues tenía que sacar el coche. Sí, no estoy de coña: no en un vado, una salida de emergencias o en un helipuerto… aparcado en la calle.

―Pero ¿no se da cuenta de que estamos atendiendo al paciente?

―¡Yo voy a llegar tarde a trabajar! ―contestó con aspavientos el sensible cachón.

Que hijo de puta. En ese momento que se le puede decir (por favor, sugerencias). La policía tardó en reaccionar ya que el caso en sí era surrealista pasando a coprófago y vomitivo. Si en ese momento, por alguna circunstancia ajena a nosotros, ese inquieto obrero tan preocupado por no llegar tarde a su jornada laboral tuviera algún tropiezo luxándose una rodilla… creo que nadie correría a socorrerlo, por lo menos no muy rápido.